lunes, 30 de marzo de 2015

Capítulo 8

Los días siguientes fueron una especie de rutina. Se había establecido que la pelea por el control contra Henry iba a ser cinco días después del sueño.
Me levanto; saludo a Miry, Mac y a Jake; me preguntan que me pasa; les respondo que nada; desayuno alguna fruta que nos encontremos, normalmente higos; miro como entrena Henry; peleo contra Mac; como; peleo contra Mac; ceno; peleo contra Mac; y me duermo. Esa es mi rutina.
Noto como por culpa de ella casi que no puedo juntarme con Miry, la cual no deja de preguntarme qué me pasa, porque todo el día me lo paso pensando; y Jake, que no me pregunta nada, cosa que agradezco. Y con Mac, tampoco es muy diferente. Durante los entrenamientos no nos dirigimos casi ninguna palabra. Simplemente me grita órdenes y pasos que debo de hacer.
Ahora me encuentro tumbada delante del árbol, mirando al sol esconderse tras el horizonte, como no, pensando en Víctor. He pensado mil maneras de rescatarlo de donde sea que esté, pero solo hay una posibilidad. Coger el control del grupo. Y eso supone ganar la pelea. Cosa improbable.
Noto como alguien se tumba a mi lado. Miro hacia mi derecha. Es Jake. Solo Jake.
 - Eh, Sarah -me sobresalto al oír decir mi nombre. Hacía muchísimo que nadie lo pronunciaba.
Hago un ruido que podría tomarse como un "¿Qué?" y sigue hablando:
 - Sé que no quieres que te preguntemos qué pasa -me giro sobre mi misma y le doy la espalda cruzándome de brazos- pero alguien tiene que saberlo. Si eso supone que puedas perder la pelea de mañana, tienes que decírselo a alguien, para que te puedan ayudar. Para que yo te pueda ayudar.
Me quedo callada un momento, pero al final no puedo resistirme. Le cuento todo. Absolutamente todo. Porqué quiero tener el mando, el sueño sobre Víctor, mis sospechas, la única manera de salvarlo... al final me doy cuenta de que todo trata prácticamente de lo mismo. Salvar a Víctor.
 - Pues... tendrás que ganar la pelea -sentencia como si no fuese obvio.
 - Exacto.
Pongo los brazos sobre mi cabeza.
 - Buenas noches -susurro.
 - Buenas noches.
Cierro los ojos.
***
Estoy delante de un edificio. Está prácticamente hecho todo de cristales. Allí a donde mires, hay cristales. Enormes cristales cuadrados. Miro hacia el cielo, intentando ver el final del edificio, pero lo único que se ve es una espesa niebla. Una niebla lila. Abro los ojos y me hecho hacia atrás asustada. Noto como poco a poco me entra la niebla lila por la nariz lentamente. Contengo el aliento, pero no me pasa nada. Sigo viva.
Doy un paso lentamente hacia la enorme puerta de cristal delante mía. Miro hacia el otro lado, pero no parece que haya nada ni nadie. Entro y miro a mi alrededor. Definitivamente, no hay nada. Es una habitación de cristal enorme sin ningún mueble. Miro las paredes. Bueno, más bien, los cristales. Todas están pintadas con flechas, todas señalando hacia la entrada situada a mi derecha. Voy hacia ella y me encuentro en otra sala, igual que la anterior. Esta vez, las flechas señalan hacia la segunda entrada, la que tengo en frente. Entro y me encuentro otra vez en una sala exactamente igual que las otras, pero en esta las flechas señalan arriba, y no hay ninguna salida, solo unas escaleras grises en el medio de la sala. Las subo cuidadosamente. Sigo subiendo, y subiendo, y subiendo... y llego a una sala conocida. Muy conocida. Una sala blanca. Tan blanca como la nieve. Ahogo un grito tapándome la boca. Justo delante mía está Víctor. Mi hermano. Me acerco mientras las piernas me ceden. Cuando llego a estar a diez centímetros de él, me caigo al suelo de rodillas. 
Víctor está cambiado. Muy cambiado. Antes estaba tan limpio como si acabase de ducharse, pero ahora tiene la ropa llena de sudor, y tiene... tiene sangre. En la cara le corre un  hilo de sangre desde la nariz, la cual seguramente esté rota. Y en el pecho, tiene la camisa rayada y debajo de ella se ve una raja oscura. Intento tocarlo, pero como ya me había imaginado, no puedo. Me mira y se le cae una lágrima por la mejilla. Empiezo a darle golpes con los puños contra la pared transparente. Sigo dándole puñetazos hasta que un hilillo de sangre se me cae por la mano. Me miro la herida y me estremezco. Imposible. Mi sangre no es roja. Es lila.
***
Tomo una bocanada de aire. Noto mi corazón a mil por hora. Miro hacia mi mano asustada. No hay herida. No hay sangre. Entonces noto un aire sobre mi frente. Levanto los ojos. Mac se encuentra delante mía con los ojos muy abiertos. Sus ojos lilas. Me estremezco.
 - ¿Qué pasa?
No respondo. Simplemente bajo la cabeza mientras noto un par de lágrimas caerme por la cara. No sé que esperaba: que me siguiese preguntando, que se fuese, que me llamase loca... pero aun así, aunque solo me abrazase, fue la cosa más cálida que había sentido en los últimos días. Los hombros se me hundieron mientras lloraba. Llamarme llorona, no os lo reprocharé. Pero hay que tener en cuenta que, lo peor que se puede sentir, es querer algo, tenerlo justo delante tuya, y no poder cogerlo. Eso es literalmente lo que pasa.
Mac se aleja de mí y me levanta la cabeza con la mano, hasta que mis ojos están a los de su altura.
 - No sé qué te pasará -me dice susurrando- pero Henry te está esperando.
Abro mucho los ojos sobresaltada. La pelea. Suspiro. Mac se levanta y me ofrece la mano.
 - ¿Cómo conseguimos siempre estar en la misma situación? -pregunto aceptando su mano.
Vamos andando hacia el circulo que han hecho, situado en el mismo sitio que el anterior. Esta vez Henry está en un lado hablando con Marina y Anna, que le responden riéndose. Anna me ve y le hace un gesto con la cabeza a Henry en dirección hacia mí. Henry se da la vuelta y me sonríe irónicamente. Justo en el otro lado del círculo se encuentran Miry, la cual se está mordiendo las uñas mientras mira para los lados, y Jake, que parece el más relajado de todo el círculo. Aún así, cuando me ve entrar en el círculo se le tensan los músculos.
Cuando estoy a un metro de Henry, a este no se le ocurre otra cosa que abrir la boca:
 - Vaya, vaya -dice acercándose- por fin decide presentarse la luchadora.
Se acerca aún más y me toca la mejilla, donde están mis lágrimas secas. Una risa seca sale de su garganta.
 - Pobre, ¿tan asustada estás? -mira para atrás buscando apoyo de sus compañeras, las cuales se ríen con la misma risa que la suya. Me mira- prometo no hacerte mucho daño.
Y entonces, como una tonta, lo único que se me ocurre es pegarle un puñetazo en la mandíbula. "No empieces tú la pelea" me había dicho Mac "Tienes que tener tiempo para ver sus debilidades". Pero, como no, no le he hecho caso, como hago siempre. Ahora entiendo a mi madre.
Henry se lleva la mano a la nariz. ¿A la nariz? Cuando se la quita la tiene toda llena de sangre. Resulta que mi mala puntería sirve para algo. A Henry se le borra la sonrisa, y cuando voy a sonreír yo, me atesta un golpe en el estómago. Me encojo sobre mi misma agarrándome la barriga. Miro hacia arriba. Henry, con la sangre extendida por la cara, sonríe. Levanta el pie para... pisarme. No, no puede acabar así, con todo lo que he entrenado. Me giro a la derecha justo en el momento en el que su pie choca con el suelo. Me levanto. Mi cuerpo me pesa como mil kilos. No he dormido, ni desayunado, ni tengo ánimos. Estoy en total perfección para pelear. Me doy la vuelta hacia Henry justo en el momento en el que su puño va directo a mi cara. Noto el choque a cámara lenta de su mano contra mi mejilla. Pego un grito y me palpo la cara. Miro hacia arriba cuando otro golpe va directo hacia mí . Le cojo la mano en el aire. Me hecho hacia atrás y le doy una patada en el estómago. Se cae hacia atrás jadeando. Voy hacia él. Levanto el puño. Lo tengo justo delante, en la posición que lo quería, yo arriba, el abajo, yo ganando, el perdiendo, y con un golpe que marcaría mi victoria. Pero no soy capaz. No puedo. No puedo hacer eso. Nunca he podido ni podré. Un árbol es diferente que una persona. Y aun que la odie... Relajo un poco el brazo. Henry sonríe de lado y tan rápido como un rayo, me hace la zancadilla sin ninguna dificultad y me caigo con la cara directa al suelo. Pongo las manos justo en el momento de la caída. Oigo un crack  y luego un dolor insoportable en la muñeca izquierda. Rota. Miro hacia arriba. Ahora es Henry el que tiene el brazo alzado para darme el último golpe. Cierro los ojos esperándolo, pero nada pasa. Oigo un grito masculino y luego un cuerpo caer cerca mía. Abro un poco los ojos. Todo está borroso. Distingo muchas figuras pegándose entre si. O a lo mejor no son tantas, porque lo veo todo doble.
 - ¡PARAR! -oigo gritar a una voz desconocida- habéis hecho trampa los dos equipos. No se puede ayudar a vuestro luchador.
Así que han salido a luchar por mí, y el otro equipo ha reaccionado.
 - Pero han empezado ellos -oigo decir a la voz chillona de Anna- ellos han hecho trampa, nosotros somos los ganadores.
 - Eso no lo decides tú -responde la voz- nombremos al ganador votando.
 - De acuerdo -responde Marina.
Oh, no. Henry los tiene controlados a todos.Gimo intentando moverme, ver algo, pero no sirve para nada.
 - ¿Quién cree que Henry ha jugado más limpio y se merece ganar? -pregunta la voz.
Se oyen un par de susurros y luego unos sonidos. Manos levantándose. Voy a perder.
 - ¿Quién cree que Sarah ha jugado más limpio y se merece ganar? -pregunta.
Más susurros y luego más sonidos. Más sonidos. Se oyen grititos de alegría por una parte y palabrotas por otra. Gritos que solo podría hacerlos Miry, y palabrotas que solo se atreve decir Henry.
Siento como Miry me tambalea gritando:
 - ¡Hemos ganado, Sarah, has ganado!
Veo borroso como poco a poco empiezan a hacer un corro en torno a mí. Mac, Jake, Miry.. y los otros. Todos felicitándome.
No sé como sentirme. Físicamente, fatal. Emocionalmente... que voy a decir. Por primera vez en toda mi vida, han podido elegirme sin el miedo de ser espachurrados, y me han elegido. A mí, no a él. A mí.
Cierro los ojos.
***
Abro los ojos. Justo delante mía tengo tres personas mirándome expectantes. Sonrío. O eso intento. Noto un dolor agudo en la mejilla. Pero estoy a gusto. estoy... en una cama.
 - ¿Estás bien? -pregunta Miry.
 - Sí -respondo como puedo- más o menos.
 - Te has roto la muñeca -aclara Jake, el cual está a mi izquierda.
Miro mi mano vendada.
 - Lo suponía -respondo bajándola-¿Dónde estamos?
 - En el hospital abandonado -responde Mac echándose a un lado para que pueda ver el alrededor.
Todo a mi alrededor son cristales: las paredes, el techo, incluso la gran puerta de la entrada en la que hay apoyados algunos muchachos. Cristales. Abro mucho los ojos mientras me tapo la boca ahogando un grito.


2 comentarios:

  1. ¡Hoooola!
    Siento si no te comento en todos los capítulos xD Pero te digo que siempre los leo y siempre me gusta. Son capítulos cortos y eso es bueno porque así no quieres dejarlo para otro momento. No sé porqué pero shippeo a Sarah y a Mac :333333333 jajajajaja
    Sigue escribiendo plzzzz ^^

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    Respuestas
    1. ¡Hola!
      Gracias por leerlos todos!!! No hace falta que siempre comentes, con que los leas me basta!! respecto a Mac y Sarah... no se sabe ;)
      Un beso!

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