CAPÍTULO 18

Noto la presión de sus labios contra los míos, esperando una reacción. No puedo moverme. Entonces una imagen me viene a la cabeza. Jake. Me separo un poco bruscamente de George.
- Yo... n-no... -intento decir.
Me mira, con un poco de pena. Entonce sonríe. ¿Qué?
- No pasa nada -me dice poniendo una mano en mi hombro- sé lo que sientes...por Jake.
Me quedo sin palabras. ¿Quién había dicho nada? Espera...¿qué siento por Jake? Estaba molesta por haber besado a Abie, bueno, por... por que había lo había besado. Y eso me molestaba porque...
- Sé que te gusta Jake -me aclara George viendo que no respondo.
¿Me gusta Jake?¿Me... me he enamorado de...Jake?
- Entonces, ¿por qué me has besado? -consigo preguntar  al final.
- Supongo que... -me mira un poco avergonzado- sentía algo... y quería aclararlo. Pero no te preocupes, no creo que sea nada.
Lo miro con los ojos como platos. ¿Me había besado para aclarar sus dudas? Suspiro. Ojalá fuese tan fácil para mí. Seguramente Jake no sintiese lo mismo, simplemente esté preocupado porque al fin y al cabo soy amiga de su hermana. Bajo la cabeza.
- Lo siento sí... -empiezo a decir.
Entonces George me coge la cara con las dos manos y hace que le mire a los ojos. Sonríe.
- No sientas nada, no has hecho nada. Gracias.
- Entonces... ¿no...? -le pregunto.
Niega con la cabeza soltándome.
- Anda, ve a por tu príncipe...negro -me dice con una carcajada.
Me río. Entonces sin poder evitarlo, lo abrazo. Sus brazos me rodean.
- Gracias -le digo.
Me sonríe desde arriba.
- Vamos -dice dándome un empujón llevándome hacia la puerta.
Me giro ofreciéndole una mano.
- ¿Amigos? -pregunto levantando una ceja.
Me coge la mano estrechándomela.
- Amigos.
Salgo de la habitación. En el último momento lo veo girarse y tirarse en la cama tapándose la cara. Vaya.
Cuando estoy fuera miro alrededor. Ya es de noche. Hay bastante gente tumbada en el suelo con una manta, ya dormidos. Entre ellos puedo distinguir a Sebastian(oh, que guapo es), Laura, Jessica, John, David y a un grupo asqueroso(Anna, Marina y Herny). Entonces veo a Abie, que está tumbada al lado de una de las camillas, hecha un ovillo. Me da un poco de pena, pero...eso significa que...
Me dirijo hacia la habitación en la que dormía antes. Me paro en la puerta un poco dudosa. ¿Qué le voy a decir? "Oye Jake que me he dado cuenta de que me gustas y por eso me enfadé cuando te besaste con Abie. Sé que  no me quieres pero te lo digo aún así". Vale...desde luego no sé qué decir.
Con un gran suspiro, abro la puerta. Miro para todos los lados, hasta encontrar a Jake, acurrucado en el suelo, durmiendo, temblando de frío. Lo miro. Tiene el pelo revuelto, y se le notan las ojeras todavía. Aún así... Noto mariposas en mi estómago. Vale, ahora si que notaba como mariposas. Un aplauso a quien se inventó esa expresión. Al pensarlo me da un poco de asco tener cualquier tipo de bicho en el estómago. Frunzo el ceño pensándolo. Puaj.
Cojo una manta, me arrodillo al lado de Jake y se la pongo encima. Al cabo de un rato, deja de temblar, y su respiración se vuelve más regular. Me fijo en su ropa. No entiendo por qué siempre va de negro. No me dijo nada de que fuese gótico. Tampoco entiendo de dónde saca la ropa, ya que solo hay ropa blanca por aquí. 
Cojo una manta para ponérmela debajo y la pongo al lado de Jake. Me quedo mirando su cara, tan relajada y cansada a la vez, tan...perfecta. Sonrío. Después de unos diez minutos mirándolo, cierro los ojos.

****
Cuando me despierto me encuentro unos ojos azules mirándome. Jake se echa hacia atrás asustado. Me incorporo pasándome la mano por la cara y bostezando.
- ¿Por...por qué estás a...aquí? -pregunta Jake.
Lo miro un poco adormilada.
- No quería... -bostezo- seguir enfadada contigo.
Me mira sonriendo con pena y me abraza rápidamente. Le devuelvo el abrazo un poco torpe. Cuando nos separamos su mirada contiene súplica.
- Yo...no quería besar a Abie, en serio... -susurra mirando al suelo.
Asiento.
- Ya lo sé.
Me mira sin comprender.
- ¿Entonces... no me odias? -pregunta.
- No estoy enfadada, ahora, que no te odie... -digo levantando las manos inocentemente.
Me río cuando me empuja suavemente quejándose. Nos quedamos mirándonos. Sus ojos azules me absorben. Agh, ¿por qué tiene que tener los ojos tan bonitos? No es justo para los que tienen los ojos simplones como los míos. Va a abrir la boca para decir algo, cuando decido romper la tensión levantándome.
- Tenemos que ir a las clases -le informo, y se levanta- hoy, si no me equivoco, tocan armas blancas.
Vamos andando en silencio hacia donde se darán las clases, fuera. ¿No os pasa que cuando vais andando al lado de alguien, hay veces que rozáis las manos? ¿Y no es super incómodo? Pues a mi me pasa con Jake unas ochenta veces (que no se note que exagero). Cada vez que lo rozo es como si un hormigueo subiese de mis dedos a todo mi cuerpo.  Al final, cuando conseguimos llegar a donde se están reuniendo todos, se puede decir que supero a los tomates de lo roja que estoy. Me coloco al lado de Miry y presto atención a Anna cuando empieza  hablar.
- Bueno, no tengo ganas de enseñaros, pero lo haré -dice como si nosotros si la tuviésemos- hoy aprenderemos a usar las armas blancas. Estar atentos por que al menos a dos personas de este grupo os tocará usarlas.
Todos asentimos. La primera persona en usar un cuchillo es Abbie. Hay una figura a más o menos diez metros a nosotros. Nuestro objetivo es darle en la cabeza, o en el corazón. Sonrío cuando Abie le da a un brazo. ¿No eres tan buena en esto, eh?
Poco a poco cada uno va tirando la primera vez. Entonces solo quedamos George y yo. Anna me señala a mí para que tire. Me coloco como ella me ha dicho y apunto al pecho. Miro fijamente. "Al corazón, al corazón, al corazón". Entonces tiro. Me quedo parada con la boca abierta. Le ha dado en todo el medio de la cabeza. Vaya puntería. En cambio, todos se ponen a aplaudir. Sonrío sin añadir el echo de que no apuntaba a la cabeza...
Voy andando hacia el cuchillo como una patosa que soy. La primera norma que nos había dicho Anna era "esperar a que tiren todos para coger los cuchillos". Pues no, yo soy la lista que va directa hacia el cuchillo, sin acordarme de que falta todavía George. Me giro. Veo como el cuchillo va a cámara lenta hacia mi cara. Voy a morir. Voy a morir.
Pongo la mano delante intentando protegerme.
Noto como el viento me da en el cuello descubierto, cómo suenan unos pájaros de fondo, cómo se oyen los disparos, cómo se oyen los gritos de la pelea. Si este es el sitio donde voy a morir, me gustaría que me recordasen como alguien más...especial. Pienso en mi familia, en mi casa, en..todo lo que tenía antes y no valoraba demasiado. Es verdad que hasta que no pierdes algo, no le ves el valor original. Cierro los ojos esperando lo peor.
Entonces oigo una voz.
- Sarah.
Abro los ojos de golpe, y cierro el puño, notando algo frío entre mis dedos. Levanto la cabeza, apreciando el cuchillo que tengo cogido, todavía apuntando a mi cara. Lo tiro al suelo pegando un chillido. 
Todos me miran asustados, como si fuese un fantasma.
No sé ni cómo he conseguido cogerlo. Lo más desconcertante es el por qué acababa de oír a Víctor diciendo mi nombre. Víctor.

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